En la web de RTVE seguimos encontrando con interesante y jugoso material. Esta vez os traigo un reportaje del programa Informe Semanal sobre cómo hacer un buen reportaje. Disfrutadlo.
Archivo de la categoría: Literatura Universal
Revista de fotografía y poesía
Desde la biblioteca queremos lanzar una revista de poesía y fotografía. Podéis enviar vuestras colaboraciones a: ellectorespectador@iessveroochoa.org o bien a coordinadortic@iesseveroochoa.org.
En un principio el tema es libre, a no ser que hagamos números especiales de los que os remos informando aquí y en la web de la biblioteca.
Esperamos vuestras colaboraciones.
Cambio de clase
Definitivamente Cambio de clase será el nombre de la revista de nuestro centro. Los alumnos que la llevan han optado por este nombre en lugar del inicialmente propuesto de Última Hora. En breve, si todo marcha según lo esperado, circulará el primer número. Mientras hemos creado su blog, donde iremos adelantando artículos y colaboraciones. Echadle un vistazo.
Última Hora
Última hora es el nombre de la revista que vamos a hacer este año en 4º de ESO, pretende tener una edición digital y otra en papel y está abierta a las colaboraciones de alumnos y alumnas de todo el centro.
Si deseáis escribir algo para la revista podéis enviarnos vuestra colaboración a: iescomunicacion@googlegroups.com.
Concurso de faltas de ortografía
Ya tenéis disponible en el wiki el I concurso fotográfico de faltas de ortografía en el que podrán participar todo los alumnos que lo deseen. Participar es fácil debéis aportar una fotografía de un cartel, anuncio o similar que contenga una o varias faltas de ortografía. Cada trimestre elegiremos ganador. ¡Ánimo!
Ray Loriga / La serpiente
No puedo evitar la tentación de traeros aquí un artículo escrito por Ray Loriga (escrito al que actualmente estoy leyendo y que me está gustando bastante) para El País Semanal, que apareció el pasado fin de semana. El artículo resulta un homenaje a los escritores y a la literatura misma:
La casa de Kafka en Praga era en realidad un cuartito, yo lo visité, y me asombró que un escritor tan grande pudiese caber dentro de una habitación tan pequeña. Ya decía Randy Newman que la gente pequeña tiene manos pequeñas, pies pequeños, corazones pequeños y, en fin, vidas pequeñas. Por otro lado, uno no se imagina a Kafka a la puerta de una villa frente al lago Como, rodeado de perros afganos. Los escritores no tienen más importancia que su escritura y, al parecer, sus huesos. La muerte despliega, tarde, un extraño entusiasmo por unos seres invisibles que no reclaman nada de sus patrias y cuyas patrias, a cambio, y con educación exquisita, ignoran. Los escritores pueden suicidarse, internarse en un manicomio o morir de viejos con las pantuflas puestas, pero en general viven sin hacer ruido y sólo son obligados a regresar a la casa de lo común cuando ya no pueden defenderse. Entonces aparecen las placas en las fachadas de los inmuebles que habitaron, las banderas sobre sus féretros, y se les obliga a aceptar (por fin, con todos los gastos pagados) un billete de vuelta desde cualquiera de sus múltiples exilios. Virginia Wolf tenía la mala costumbre de meterse en los ríos con los bolsillos llenos de piedras. Allá ella. La literatura no pide permiso para ser, ni para dejar de ser. Pero en algún lugar se guarda la camisa blanca de Larra como un tesoro. A Borges también querían darle el último paseo para obligarle a desfilar de abanderado de alguna de esas patrias que no son la casa de ningún escritor vivo o muerto. Las palabras se juntan para salvar su propia vida, y así la literatura se convierte en su propio asunto, y para serlo deserta voluntariamente de todo lo demás, incluida la madre que nos parió. Las últimas novelas de Beckett pasan por encima de los nombres evitándolos como si fueran fantasmas. La literatura rusa, en cambio, le regala a cada personaje tres nombres, que es como borrarlos todos. Dicen que Thomas Pynchon se encontró con Thomas Pynchon en Central Park y ni lo saludó. Me consta que Salinger quemó su propia casa para librarse de ella y tal vez de todos sus libros. Cuando muere un escritor sólo puede ser reclamado por un lector, aquel que, según Borges, es el hombre destinado a sus símbolos. Dublín recuerda a Joyce puntualmente, pero en realidad es Joyce quien se ha bebido a Dublín. Los escritores mueren mal porque viven mal, o no mueren porque no han vivido. Lo que se ha escrito le pertenece a un escritor y a su señora, es decir, su lector, la vecindad no tiene nada que reclamarle a quien no ha pedido nada. A quien no ha causado modificaciones apreciables en la fachada. En las pequeñas habitaciones en las que se escribe no cabe más que uno. En las ventanas, casi nunca hay flores. A Edgar Allan Poe lo acusaron de ser discípulo de los románticos alemanes y contestó: “El horror no llega de Alemania, llega del alma”. Un escritor es una causa de a uno, sin más himno que su propio murmullo. Los escritores no son faraones, ni hay nada en sus tumbas. Ya han sido. La infancia de Benet ya tiene dueño, el padre de Rulfo ya ha hablado. Cuando vuelvas a Viena, no preguntes por mí. La arrogancia de añadirse a lo que ya se ha escrito se castiga con la muerte y el silencio. Y está bien que así sea. No despertemos después a la serpiente. Entre nosotros, los escritores, nos caemos bien, porque tenemos un miedo parecido, porque también hemos llamado a un río Misisipi, sabiendo que exagerábamos. No pretendemos amontonar mucha más simpatía, pero podemos pedir, que no exigir, que dejen nuestros huesos tranquilos. El billete más bonito que he visto tenía la cara de Saint-Exupéry, pero no era más que dinero, creo recordar que veinte francos. El avión de Exupéry todavía vuela, y sus restos mortales aún no los ha encontrado nadie.
El pájaro que se posa
No puedo evitar la tentación de dejaros el texto que Martín Garzo publica este domingo en El País:
Eros y Psique representan los dos tipos de amor de que hablaban los griegos. El amor que pide la fusión completa con lo amado; y el amor que se conforma con su vecindad. En el primero, es el yo que desea lo que importa; en el segundo, lo que importa es el tú. A Eros le bastan con sus encuentros ardientes en la oscura cueva de deseo; Psique está encantada con esos encuentros, pero también quiere tener lo que ama al despertarse por la mañana. El primero se pregunta por lo que quiere, el segundo por lo que encuentra. Uno quiere perder por completo la razón; la otra encontrar ese tipo de razón que sabe pedir a la vida lo que ésta te puede dar.
El amor es embeleso, fascinación, hechizo, pero también deseo de conocimiento. Al amante no le basta con tener en sus brazos a aquel o aquella que ama, sino que quiere conocer su nombre, entrar en ese jardín que a partir de entonces será su morada en la tierra. Recuerda a Calixto, cuando dice que Melibea es el solo dios en que cree. «Melibeo soy, en Melibea creo, a Melibea amo». Aunque, en realidad, Calixto sólo cree en él y en su propio deseo. De hecho, cuando por fin pueden encontrarse, y Melibea, dulce y solícita, le pide que no tenga tanta prisa y que no hace falta que le rompa la ropa mientras la desnuda, Calixto por toda respuesta compara su cuerpo con el de un ave, y el acto amoroso con un vulgar atracón. «Señora, el que quiere comer el ave quita primero las plumas».
Ni Melibea ni la inteligente y apasionada Eloísa fueron afortunadas con sus compañeros. Julieta sí lo fue, y eligió a un mu-chacho digno de su amor. Es ella la que pronunció la frase que a las otras les hubiera gustado pronunciar: Sólo deseo lo que tengo. Esa frase resume el amor-alegría. El amor-pasión quiere lo que no tiene, es un homenaje a la ausencia; no quiere calmarse, busca avecillas que desplumar. El amor-alegría se complace con esa avecilla que desciende, y sólo vive para conservarla a su lado. Y si el mayor bien es ese otro insustituible, su vecindad, su presencia, la búsqueda de la verdad se transforma en querer lo que es bueno para él; y el deber, en deleite. Eso nos dice el amor: que al amar no sacrificamos nuestro ser, sino que lo realizamos. Es lo contrario a lo que pasa en la religión, donde el amor está siempre al servicio de una verdad superior. Pascal, por ejemplo, lo consideraba un defecto, incluso pedía que no se le amara, pues lo que había que amar no era a la criatura sino a su creador. Pero el amor representa ese instante en que la especie queda atrás y en que alguien deja de ser intercambiable con los demás. Y, en efecto, tal parece el amor: un hechizo, una pócima que se bebe, y que nos fija a alguien mientras dura su efecto. Todo en él es paradójico. Es caprichoso y fugitivo, pero le pedimos devoción y constancia; nos promete felicidad, y nos llena de miedo; nos da fuerzas para enfrentarnos a los mayores peligros, pero nos vuelve vulnerables y frágiles; nos hace ser dueños de alguien, y a la vez sus esclavos. Y, sin embargo, Psique quiere transformarle en un jardín, o mejor dicho: quedarse a vivir en esa ínsula extraña que descubre por servirle. Pero eso que encuentra en ese lugar encantado, ¿puede traerse al mundo?
Vídeos Literatura Universal
Os dejo un par de vídeos que he encotrado en Youtube que resultan, a menos curiosos. El primero de ellos es un montaje de unos alumnos sobre un poema de Nicolás Guillén:
Podríais animaros a grabar alguno ¿no?
El segundo es una divertida y caótica clase de literatura ¿y si fuera así la clase?
Repaso de literatura griega y latina
En mi web, dentro de la sección de Materiales, podéis encontrar un interesante enlace a actividades sencillas de repaso de lo que hemos visto.
Literatura Universal
En el siguiente enlace podéis ver un interesante vídeo sobre el origen de la escritura:
video sobre el origen de la escritura
Kalipedia es un interesante proyecto de la editorial Santillana que os puede ser de mucha utilidad, os recomiendo que visitéis el enlace:
www.kalipedia.com
De interés puede ser también la wikipedia, en donde se puede añadir, copiar, completar… las entradas que aparecen.
Estos y otros enlaces los podéis encontrar también en mi web.
Animaos a dejar vuestros comentarios, un saludo.